AA.VV
PARÍS
La gran seductora
Cultura, diversión y cambios sociales
Es la ciudad más deseada por los viajeros: en el pasado año 2010, recibió más de quince millones de visitas, cinco millones más que Nueva York. No debe extrañar, ya que su oferta cultural es portentosa. Todos los acontecimientos y períodos europeos están representados en sus monumentos, en los espacios públicos, en las colecciones y museos. Algunos de estos últimos se valoran como los mejores del mundo, tanto en el ámbito de las artes como de las ciencias o la técnica: el museo del Louvre, el Quay dOrsay, el Museo de Ciencias Naturales, el Museo de la Informática
El pasado colonial, por su parte, asoma en los fondos del prodigioso museo del Quai Branly o en el recoleto museo Guimet.
Tradicionalmente, París también se ha considerado una ciudad propicia para las francachelas y los desahogos, y para el romanticismo. En parte, se debe al contraste entre la permisibilidad local y la mojigatería de otras sociedades, como antaño la española. También a la abundancia de locales que invitan al ocio y el trasnocho. No conoce París quien ignora su versión más calavera, aunque esta discurra en establecimientos donde la banda sonora de fondo sean la música clásica o la ópera.
Y es que la exquisitez es otro rasgo local. Nadie le arrebató a París la capitalidad mundial de la moda y la elegancia, ni la de los fogones. Quizá sus laboratorios científicos y sus aulas ya no sean la vanguardia del saber universal, y probablemente los artistas y creadores más actuales se inspiren en otros cielos. Pero París conserva y transmite una irreductible fe en sí misma, en su predestinación para el estrellato. Además, la ciudad se saca periódicamente de la manga grandes proyectos urbanísticos que dejan al mundo boquiabierto por su audacia. Cada ciclo presidencial lega una herencia arquitectónica que enaltece el papel de París como referencia europea, con independencia de la valoración que merezca el proyecto concreto.
Asimismo, el área metropolitana parisina es un matraz donde se experimenta nuestra sociedad del futuro. En los municipios de su banlieue (extrarradio), conviven opulencia y pobreza, creatividad extrema y marginación, novísimas tendencias artísticas y el rencor más enconado. Es una olla a presión donde se cuecen guisos muy diversos.
Queremos agradecer a Pedro Azara, Xavier Febrés y Gil Padrol su generosa aportación a este monográfico. Sus vivencias y reflexiones han sido de un valor incalculable para la organización de los contenidos.