Arrogantes o pendencieros, tímidos o contrariados, misántropos o atormentados. La vida del hombre es una suerte de condena, un exilio permanente, en el que para vivir es necesario sentirse vivo; viajar, arriesgarse, sufrir, soñar, explorar, sentir, ganar a veces, perder muchas otras.
Hijos de Caín indaga en los sueños y anhelos más profundos del hombre a través de personajes dispares; alpinistas, corredores, navegantes, deportistas, escaladores o submarinistas, todos ellos presos de su pasión, de su espíritu nómada y del afán de aventura. En busca de la adrenalina y los límites del ser humano como penitentes en busca de su perdón. Una vida de sueños inalcanzados, de resignación a vivir el destino que la existencia les ha deparado, condenados a vivir como hijos de Caín.
